‘’Di algo que estoy renunciando a ti’’ a tu risa, a las
llamadas por las noches, a los domingos juntos, a esos paseos en bici, estoy
renunciando a tus peleas, a tus enojos. Tú eres a quien amo y te estoy diciendo
adiós. Ojala dijeras algo, ¿Cuántas veces me he dicho a mí misma que ya es
suficiente? Pero siempre regreso a tus bazos, aunque esta vez, no puedo
regresar, tú no eres el mismo y yo tampoco. Tiraste por la ventana esas
características que erizaban mi piel, y yo, yo deje de ser la que estaba
siempre a pesar de que no me quisieras ahí.
Todo eso que fuimos queda únicamente en cartas, mensajes,
fotografías y promesas.
Regreso a los momentos juntos e intento descifrar el momento exacto en el que
esto comenzó a quebrarse, el momento en sé que comenzó a derretir.
Como te darás cuenta, mi decisión está tomada y… realmente quisiera que dijeras
algo.
No digo que esta decisión sea fácil, que un día desperté y decidí esto. Eso
solo podría significar que nunca te amé, que no existimos, que nunca hubo esto,
y eso sería imposible, porque te di lo mejor de mí desde el primer día, no digo
que no haya sido igual contigo, pero talvez te cansaste ya hace tiempo.
Son tantos momentos a tu lado que en ese instante creía
eternos. Son las promesas de amarnos siempre y no permitir que esto muriera.
Son todas aquellas cosas que vivimos juntos y que sin duda dejaron huella en la
memoria. Son las canciones que nos hacían pensarnos los lugares en que se
quedaron muchas historias. Son mis manías de jugar con tu cabello, besar
tus labios y pasar tu cabello entre mis
dedos. Son las caricias que me estremecían y son nuestros labios pidiéndose
entre suspiros. Son esas tardes de alberca o simplemente ver una película en el
sofá. Son los caminos rutinarios que tomábamos juntos para ir a algún lugar.
Son aquel par de números a los que otorgábamos valor. Son las señas que solo tú
y yo entendíamos y también son las lágrimas de cada vez que creíamos que esto había
terminado… hasta hoy que todo indica que realmente termino.
No es un proceso fácil, no te digo que el dejarte de amar,
porque ese proceso puede llegar a ser imposible, pero no es fácil el renunciar
a ti. Es batallar día con día, llanto con llanto hasta donde encuentras un
lugar seguro donde nadie te vea llorar. Es distraerte un poco y sentirte
increíble, hasta que de repente caes muy fuerte en recuerdos y nudos en la
garganta.
No es fácil… de hecho es bastante difícil, pero no imposible.
Como todas las personas en su proceso de poner fin a algo tienen su punto
débil, mi punto débil es… Que quisiera que dijeras realmente algo. Realmente
quisiera que me necesitaras, que me detuvieras y me pidieras seguir luchando.
Pero no dices nada, estoy en medio del mar con una esperanza de llegar a tierra
que solo tú conoces, pero te quedas ahí, callado. Me duele que no sientas nada
cuando ya estoy diciéndote adiós.
Di algo… estoy renunciando a ti, pero ahora que lo pienso ¿Cuántas veces
dijiste algo, en el momento en el que te quería escuchar? ¿Cuántas veces
dijiste algo cuando sabias la razón por la que lloraba y aun así preferías solo
observar? ¿Cuántas veces dijiste algo cuando te pedía sinceridad? , y creer que
ahora dirás algo… lo sé, es estúpido.
Seguro estas por ahí, creyendo que te estoy llorando, que te
extraño y que jamás te voy a superar. O quizá ya no sea tan importante mi
recuerdo y simplemente piensas en que harás mañana al llegar a clases.
Seguramente no tienes la mínima idea que estoy comenzando a dejarte atrás,
lentamente, pero lo hago, de que cada vez
dueles menos, aun con esos episodios de debilidad cada vez menos
recurrentes. No sabes que esta vez por fin estoy renunciando a ti. No tienes
idea… y por eso no dirás nada.
Solo espero que cuando esta gran lucha
termine, no estés por ahí en los brazos equivocados deseando haber dicho algo.